La crema del café es la capa de finas burbujas que aparece en la superficie de un café espresso. Está formada por una emulsión de agua, aire, grasa y materias coloidales que contiene el café. Su presencia y su aspecto orientan a la persona que toma el espresso acerca de la calidad de la bebida que le han servido. El color de la crema tiene que ser avellana oscuro con estrías de color más claro, formando lo que los italianos llaman “tigratto”.
En cuanto a las burbujas, tienen que ser microscópicas, ya que si son de gran tamaño denotan fallos en la preparación del espresso. Tampoco son correctas las manchas blancas ni las zonas en que la crema se abra y muestre el líquido que tiene debajo. Por otro lado, el uso del café torrefacto no influye en la presencia de la crema, solamente la produce más negra.
En definitiva, una crema bien hecha es el resultado del trabajo del profesional que ha preparado la taza. Y para lograrlo, tiene que saber mantener su cafetera y su molino correctamente, tener conocimientos sobre la calidad del café que compra y, sobretodo, elaborar cada taza con cariño y atención.