Se habla de él en el mundo barista pero poca gente sabe qué es exactamente. Para empezar, parece que el Flat White apareció en Oceanía en los años 80 y los australianos y neozelandeses llevan más de 30 años disputándose la autoría de este café.
La historia es que después de la Segunda Guerra Mundial muchos italianos emigraron a las antípodas y allí se llevaron sus famosos cappuccino y espresso. Pero en los 80 los habitantes se cansaron de tanta espuma y empezaron a pedir su café con el término “flat” (plano). Así pues, el Flat White hace referencia al color de la leche emulsionada (blanco) y al espesor de la capa (plano). Más tarde el Flat White viajó a América y a Europa, donde tuvo mucha popularidad.
Muchos baristas coinciden en que el Flat White original se prepara en una taza de unos 150ml con dos shots de espresso y una capa fina de leche ligeramente emulsionada. Aunque, como en todo, existen muchas otras maneras de prepararlo. Lo que sí está claro es que el resultado es una bebida sedosa con un intenso sabor a café.
¿Te animas a probar uno?