Existe un lugar en el mundo habitado por pequeños pastores y recolectores en el que pocas cosas han cambiado a lo largo de los siglos. Concretamente desde aquel lejano S.VIII, en el que, según la leyenda, un pequeño pastor llamado Kaldi observó como sus cabras saltaban muy excitadas después de haber ingerido las frutas de un arbusto. Esto ocurrió en las zonas tropicales de la antigua Abisinia, actual Etiopía.
Siguiendo la estela de ese descubrimiento, que impulsó uno de los hábitos más apreciados del día, el momento del café, los hermanos Lluís y Joan Saula propietarios de Café Saula, visitaron el pasado diciembre las regiones de Sidamo, Kafa, Yirgacheffe y Jimma-Limu.
En estas regiones, situadas a más de dos mil metros de altitud, descubrieron unas variedades arábicas exquisitamente florales y elegantes, con una acidez fina y una baja cafeína. En la región de Kafa, nombre original de donde procede la palabra ‘café’, pudieron saborear la parte más noble del café arábica. Una de las mas puras variedadades de arabicas que existen y que ya hace tiempo que se utiliza a la hora de elaborar las mejores mezclas de Café Saula Premium. Según palabras de Lluís Saula, “para un torrefactor apasionado de café, estar en esa región fue muy emocionante, un viaje en el tiempo a los orígenes del café” Y es que este viaje a la cuna de uno de los mejores cafés del mundo, donde sus habitantes son muy pobres pero siempre hospitalarios, no les ha dejado indiferentes.
¡Gracias Etiopia!