En Café Saula somos amantes de los pequeños rituales que nos llenan de vida cada día. El primer café de la mañana bañado por la luz de sol, el sonido rasgado de un vinilo en una cálida noche de verano, observar la lluvia resguardados detrás de la ventana…
De la misma forma, volver a los orígenes y aprender a cultivar, preparar las recetas de la abuela o hacer pan son rituales por los que apostamos. Por ello, hoy vamos a hablar de una nueva forma de disfrutar del ritual del café: aprender a molerlo.
Hace un siglo era normal en todos los hogares comprar el café en grano y molerlo en casa. Esta costumbre se perdió gracias a la masiva implantación y comercialización del café molido en los supermercados. Pero lo cierto es que los auténticos ‘gourmets’ del café tienen la posibilidad de molerlo y obtener un café selecto y con todas sus propiedades.
La molturación del café no tiene muchos secretos. Lo más importante a tener en cuenta es qué tipo de grueso queremos obtener. Por ejemplo, para las cafeteras de filtro y percolador, en las que se hace café tipo Melita, el molido tiene que ser más grueso; mientras que para las cafeteras italianas, como la Oroley en la que se pone café Moka, el molido tiene que ser más fino; y para las cafeteras espresso el molido tiene que ser aún más fino, quedando con el mismo tacto que el pan rallado o la harina.
A la hora de moler el café, hay que ir con cuidado de no molerlo demasiado rato, ya que puede calentarse en exceso. Lo mejor es ir haciéndolo por etapas si queremos un café muy molido. Una vez terminado el proceso, para conservar el café durante un tiempo lo podemos guardar en un recipiente estanco, seco y oscuro, para que no pierda toda su esencia y sabor. Eso sí, el aroma del café será mucho más intenso al instante de haberse molido, por lo que es el momento ideal para tomarlo.
Os recordamos que en Café Saula vendemos una selecta variedad de café en grano ideal para que los auténticos Ritualers puedan molerlo en casa.